En algún momento de tu vida ¿has dudado de ti misma?, ¿te ha costado reconocer tus éxitos?, ¿te has callado por miedo a parecer inexperta?, o ¿crees que no eres la persona competente para hacer algo? Si has contestado sí a algunas o a todas las preguntas déjame decirte que has sufrido del síndrome del impostor y seguramente aún lo padeces, por eso quiero que hablemos un poco sobre este tema para aprender y enfrentarlo juntas. 

 

¿Qué es el síndrome del impostor o impostora? 


Este término se usó por primera vez en 1978 por las psicólogas americanas Pauline Rose Clance y Suzanne Imes en su artículo llamado en su versión original “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention” y que traducimos al español como “El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento: Dinámica e intervención terapéutica”, en donde ellas presentan un fenómeno en el cual las personas experimentan sentimientos de duda y de impostura en cuanto a sus éxitos.

En otras palabras y como lo mencionan Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot en su libro “Le syndrome d’imposture” o “El síndrome de la impostora”, el cual te recomiendo leerlo, este síndrome hace que la persona tenga un sentimiento de impostura y que tenga la impresión de no merecer sus éxitos, porque los atribuye a factores externos como la suerte o el azar. Y es que este síndrome es más común de lo que creíamos, ya que se estima que cerca del 70% de las personas en el mundo lo sufren, según el Journal of Behavioral Science. Una cifra bastante alta y en la que se estima que las mujeres somos más propensas a sufrirlo por diferentes factores sociales, históricos y familiares que han minado nuestra confianza en nosotras mismas. 

 

¿Por qué se origina el síndrome de la impostora?


El síndrome del impostor se origina por una baja autoestima y autoconfianza, lo que nos lleva a creernos incapaces de hacer lo que nos proponemos, a sentirnos que estamos engañando a los demás porque no tenemos las capacidades para hacer algo, a ser muy autocríticas y a disminuirnos frente a los demás y a los desafíos, a autocastigarnos y autoflagelarnos con pensamientos, sentimientos y apreciaciones negativas hacia nosotras mismas, todo por el hecho de creernos que no somos “perfectas” como lo “deberíamos ser”, y esto nos lleva a sentirnos que no valemos la pena. 

 

¿Por qué las mujeres experimentamos más el síndrome del impostor?


Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot mencionan 3 grandes razones para explicar este fenómeno:

  • La presión permanente a la que las mujeres estamos expuestas, por ejemplo el tener que mostrarnos perfectas a los ojos de los demás para no desilusionar, no aplaudirnos y autohalagarnos porque no se ve bien en las mujeres, pero en los hombres sí, entre muchas imposiciones más. 
  • La falta de representación femenina en puestos de liderazgo, ya que vemos muy pocas mujeres en posiciones de poder que nos inspiren a salir de las sombras y a mostrarnos con orgullo.
  • Los clichés sociales (que tanto odiamos), clichés como “las mujeres no tienen las competencias para posiciones de poder”, “ellas solo quieren tener hijos”, “ellas son más sumisas a sus emociones”, “a ellas no les gusta negociar”, entre otras. Todo esto mina nuestra confianza y no nos permiten florecer como lo merecemos. 

 

¿Cómo nos afecta el síndrome de la impostora?


Sin lugar a dudas el síndrome de la impostora afecta nuestra vida profesional, porque no nos permite mostrar todo nuestro potencial al no valorarnos, en pocas palabras nos lleva a ponernos una auto zancadilla profesionalmente para sabotear nuestro crecimiento. Seguramente muchas veces has dejado de enviar tu curriculum a una oferta de empleo porque pensaste que no tenías las competencias para desempeñarlo, o te has quedado callada en una reunión de trabajo por miedo a parecer incompetente, o no has hablado con tu jefa o jefe sobre un ascenso porque consideras que no eres la persona indicada para ese nuevo cargo o proyecto, o te has conformado con tu salario porque consideras que está bien cuando otros ganan más por hacer lo mismo o menos, o
no has empezado tu emprendimiento por miedo. Todos estos escenarios se dan cuando tu síndrome de la impostora te dice ¡hey, estoy aquí, presente para que dudes de ti y para que no crezcas!

Vivir con el síndrome de la impostora es bastante desgastante y sus consecuencias pueden ser graves si no se trata a tiempo. Como Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot mencionan, los riesgos de sufrir del síndrome del impostor son variados: 

  • El burnout, en donde el cuerpo y la mente entran en un estado de agotamiento total por querer siempre mostrarnos capaces y sentirnos insuficientes. 
  • La procrastinación, ya que empezamos a dejar todo para después al no sentirnos preparadas para hacer las tareas, debido a que tenemos miedo a fracasar. 
  • Caer en el aburrimiento de la vida profesional, puesto que no nos autorizamos a disfrutar de nuestros éxitos. 
  • Sobrevalorar las competencias de los demás de manera errónea, pensando que los demás son mejores que nosotras, que sus éxitos son bien merecidos y eso nos lleva a sufrir en silencio. 

 

No estás sola con el síndrome de la impostora…


Si has pasado o sufres del síndrome de la impostora, ¡no te juzgues!, todas hemos pasado por eso, a mí me ha pasado, yo misma me he autosaboteado y eso me ha costado muchas veces a nivel profesional. En mi caso siempre me sentía incómoda (y lucho aún contra ello) cuando hablan bien de mí y me aplauden mis logros o méritos, porque siento que son logros que cualquier persona consigue, y que yo los obtuve tal vez gracias a la suerte, cuando en realidad han sido trabajo arduo.

Además, he sentido esto mucho más al enfrentarme profesionalmente siendo extranjera, porque cuando vives en otro país te enfrentas a cambiar tu cultura, tu gente y hasta tu idioma, lidiando con mil emociones al mismo tiempo, las cuales hacen que los sentimientos de impostura se profundicen. Y es que cuando eres extranjera no solo debes lidiar con tu duelo migratorio, sino que también tienes que seguir enfrentándote a un presente desafiante que te exige adaptarte a una nueva forma de vida, y a una nueva manera de trabajo y de interacción, mientras luchas el doble por ganar tu lugar profesionalmente para mostrar que eres competente, aunque dudes a veces de eso.

Así que si sufres del síndrome de la impostora, este es el momento perfecto para que empieces a trabajar en ello, es el momento para que te eduques más sobre el tema, lee libros y artículos, escucha podcasts, habla del tema con alguien, con un grupo de apoyo o con un especialista si ves que necesitas ayuda profesional. Además, te seguiré compartiendo mucho más sobre este tema y muchos más, para que sepas que no estás sola y haremos el trabajo juntas.

Lo más importante es que sepas que es el momento de actuar, porque no mereces sufrir en silencio y seguir perdiendo oportunidades valiosas y merecidas. Es el momento para que empieces a verte con el mismo amor y empatía que le das a quienes más amas, es el momento para que empieces a ser tu persona favorita, tú debes ser tu primera fan y la persona que está para hacerte porras cada vez que logras algo.

Además, te invito a que brindes por tus triunfos pasados, a que celebres algo positivo en ti cada día y a que lo hagas con tu compañera, amada, amiga o colega, porque es importante ayudarnos entre todas para aumentar nuestra confianza. ¡Que se vuelva de moda decirnos cosas bonitas todos los días, que se vuelva de moda autovalorarnos, que se vuelva de moda sentirnos orgullosas de nosotras mismas y de nuestros logros, cheers! 

 

Fuentes: 

Libro: Le Syndrome d’imposture: Pourquoi les femmes manquent tant de confiance en elles ? Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot. Les Arènes. Paris. Marzo 2020.

https://www.paulineroseclance.com/pdf/ip_high_achieving_women.pdf 

https://www.lefigaro.fr/decideurs/le-syndrome-de-l-imposteur-concerne-70-de-la-population-20191023